Si estás leyendo esto, posiblemente sabes a qué nos referimos con criptomonedas o, quizás, hasta piensas en adquirir alguna –o al menos una fracción-. Pero, en caso de que no, considera éste un curso en extremo básico al respecto. Una criptomoneda es una unidad monetaria digital descentralizada; es decir, una moneda que no tiene unidad física y que no depende de una institución financiera o de un gobierno para su existencia o la determinación de su valor. Se le llama cripto, porque su existencia e intercambio depende de un cifrado complejo que registra todos sus movimientos. Para su creación, es necesario el proceso de computadoras altamente especializadas, mientras que su intercambio no depende de más que las dos personas que realizan la transacción. La dos monedas de este tipo más famosas son el Bitcoin y el Ether, aunque otras monedas, como la DogeCoin o, incluso, el Petro venezolano han tenido atención significativa.
Pero, te preguntarás, ¿de dónde obtienen su valor estas monedas? Como sabemos, el valor de la moneda de un país se basa en sus recursos naturales, ya sean metales como el oro y la plata o el petróleo. En el caso de las criptomonedas, al no depender de la economía de ninguna entidad que la emita, la única forma en la que obtienen valor es por medio de la gente que cree en su valor. Por más filosófico que suene esto, tiene todo el sentido del mundo. Como en la economía tradicional, la especulación juega un papel determinante en el valor de las acciones y divisas. Si cien personas creen e invierten en el Bitcoin, la moneda difícilmente alcanzará un valor sustancial, como sucedía en un principio, pero, mientras más personas depositan su confianza e inversiones en la moneda, sobre todo personas con credibilidad o fama, y la moneda es cada vez mejor vista y genera más confianza en el público, mejor será su desempeño. Es por eso que el valor del Bitcoin ha sido tan fluctuante en la última década, con valles tan bajos como los $800 dólares por unidad o picos tan elevados como los $15, 000 dólares por unidad.
Pero, ¿esto significa que la revolución está en las criptomonedas? Muchas personas opinan de esta manera y se rompen la cabeza por no haber confiado en el Bitcoin cuando tenía precios que ahora nos parecen ridículos. Por otra parte, sus detractores apuntan al elefante en el cuarto: no puedes comprar prácticamente en ningún lado con criptomonedas. A pesar de que ya existen cajeros automáticos que te dejan convertir Bitcoin en efectivo, el uso de las criptomoneda no es lo suficientemente amplio como para considerársele una opción viable, sobre todo cuando hay negocios que ni siquiera aceptan tarjeta de débito o crédito. Peor aún, el uso de criptomonedas está fuertemente asociado con el tráfico de ilícitos en Internet, dada la anonimidad de la que las transacciones están revestidas. Y si a eso sumamos que gobiernos, como el de China, planean acciones deliberadamente en contra de la moneda, su futuro sigue siendo incierto. Pese a esto, Venezuela lanzó su propia criptomoneda, pese a enfrentar una de las crisis económicas más grandes de su historia reciente, el Petro. De acuerdo con informes preliminares, la moneda tendrá el respaldo del petróleo venezolano y será una forma de devolver estabilidad y certidumbre económica al país; de alguna manera, se trata de una invitación a que privados inviertan en Venezuela pese a las constantes sanciones de Estados Unidos y otras naciones aliadas capitalistas. Un acto revolucionario en la era digital. Sólo el futuro, y los usuarios, dirán si fue un movimiento acertado o si es un soplido más en una burbuja a punto de reventar.
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