En marketing digital, el contenido es rey. Esto es un hecho innegable y cada vez más empresas lo están entendiendo; a veces, por la mala. Si en Bienes Raíces el lema es “ubicación, ubicación, ubicación”, en marketing digital el lema debería ser “temporalidad, temporalidad, temporalidad”. Mientras más rápida sea la capacidad de respuesta de una marca frente a un hecho, acontecimiento o moda, mejor comunicación tendrá ésta con su audiencia. Esto es especialmente cierto cuando se trata de algo con fecha de caducidad tan estrecha, como lo son los memes en Internet. A todos nos ha pasado ver cómo una marca responde una o dos semanas después subiéndose al tren del meme y, lejos de aparecer fresca y actual, parece esforzarse demasiado y aparenta ser un tío que recién descubrió eso “de los internets”.
Debido a esta situación, una marca debe tomar la decisión ejecutiva frente a un meme o moda que le atañe: subirse al tren inmediatamente o no hacerlo en lo absoluto. No hay nada peor que una marca que quiere sentirse “cool” y termina viéndose ridícula frente a una adopción tardía o, peor aún, errónea de un meme o una moda.
Por ejemplo, la reciente victoria de Guillermo del Toro, por La Forma del Agua, abrió paso a que las marcas crearan contenidos viralizables con motivo de felicitar al director. No todas fueron acertadas. A decir verdad, hubo algunas que generaron respuestas negativas por parte de los usuarios. Telcel, Huawei y Uber Eats fueron las más criticadas, sobre todo, por lo mediocres que fueron sus ejecuciones. Y es que no basta con tocar un tópico de popularidad innegable, sino se tiene que tener el tacto suficiente para saber qué tipo de contenido esperan los usuarios.
Para mencionar un ejemplo positivo, podemos remontarnos a hace un año y medio, cuando Pokémon Go se abría paso sin preguntar a las pantallas de todo el mundo. Durante los días de mayor emoción debido al lanzamiento de los servidores para México, las marcas buscaron capitalizar. Una marca que logró la atención de medios como BuzzFeed fue Harmon Hall, gracias a una ejecución atinada. La escuela de inglés lanzó una publicación a manera de gif en la que se mostraban a los primeros 25 Pokémon con su pronunciación “correcta” en inglés. Es decir, era una escritura basada en la fonética de su nombre en inglés, pero como se leería en español. Esta publicación fue especialmente aceptada entre los usuarios, lo que llevó a su rápida viralización y a un engagement muy elevado. De esta manera, la marca supo capitalizar y no chistó en hacerlo de una manera que sirviera a su mensaje institucional: la importancia de saber inglés.
Así, las marcas no deben sentirse como intrusas o como que se buscan apropiar de elementos culturales de Internet; para ser francos, las marcas tienen que entender eso de entrada: Internet tiene su propia cultura y sus propias reglas y, como en cualquier comunidad, si juegas dentro de esos parámetros y no buscas imponer, tu experiencia va a ser muy grata.
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